
Se llama Josephine Msimba. Tiene un puesto de venta de huevos en el marcado de Kinshasa. También prepara tortillas. Cuando cierra el negocio, se tansforma en su alter ego: la violonchelista de la única orquesta sinfónica del Congo y de toda África central.
Si se rompe una cuerda de su violonchelo, Josephine la sustituye por el hilo de nailon de una caña de pescar: un cable hace un Mi; dos un La; tres un Re; cuatro, un Sol.
Y como ella, todos los miembros de una Orquesta Sinfónica en plana África negra.
Todos sus miembros son aficionados y su única motivación es su amor a la música.
Más protagonistas:

- Papy Kitouzeyi. Tuba. Padre de cuatro hijos, posa con su instrumento entre los estantes de medicamentos en la farmacia que compró con su hermano.

- Chantal labi-Dilombwa. Violín. Vende desayunos.

- René Luyinbula. Percusionista. Su trabajo es el de crear decoraciones festivas para bodas.

- Nathalie Bahati. Flauta travesera. Madre de un niño de 3 años que le acompaña en todos sus desplazamientos.
Seguimos:
- Bijou Kimonekene. Trombón. Vende pan y bebidas cerca de la iglesia de Monkoto
- Constant Nzaou Ndefi. Saxofón. Regenta un Cyber Café.
- Héritié: uno de los primeros violines; ha tenido la oportunidad de tocar en una formación en la región de París.
- Ladd Nlandu. Oboe. Instalador de antenas. Aprendió a tocar el oboe solo.
- Omer Diampanga Kalubebiko. Trompeta. Pintor.
- Nicole N'Kiendo. Violín. Costurera.
- Marc Tonimike "Lavandier", como le llaman por ahí. Violonchelo. Abrió un pequeño lavadero.
- Pauline Diasonama. Vocalista. Vende flores artificiales de vivos colores.
- Yasmine Mayavengi. Clarinete. Estudiante.
- Johnny Balongi. Fagot. Trabaja en un laboratorio clínico.
- Mireille Kinkina. Vocalista. Acaba de terminar sus estudios y empieza a dar sus primeros pasos en la dirección de orquesta.
- Nosimau Brando Siamin. Violín. Ingeniero de sonido. Uno de los pocos que ahora se dedica exclusivamente a la música.
Todos son amateurs. Cargan sus instrumentos hasta el barrio más pobre de la ciudad y ensayan, aprendiendo gracias a las calses de solfeo de Papá Armand o mirando en internet cómo tocan sus instrumentos los músicos que sí poseen formación.

No tienen dinero, ni sponsors, ni caché. Pero puedes colaborar con ellos a través de la campaña que ha iniciado Le Figaro Magazine. Si tienes un instrumento dormido en casa, puedes hacérselo llegar para la orquesta o para facilitar su aprendizaje.
Aquí tenéis un correo electrónico si queréis colaborar.
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Bibliografía
• Le Figaro le dedicó un reportaje en en el pasado mes de julio, de donde salen las fotos que hemos usado para ilustra el apunte.
• Françoise Delétraz también le dedica una entrada en su columna de música y ópera en el Figaro Blog.
• Mujer hoy, del 26 de septiembre al 2 de octubre le dedica la última página: "La novia de Mozart" (Sin enlace en el momento de escribir esta entrada)
Vaya, la música en África se parece mucho a la literatura en España...
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